En la oficina, al lado de la máquina de café, algunos compañeros comentaban la crisis de uno de los directores y su posterior ingreso al siquiátrico. El reflejo de mi propia suerte aderezada con su morbo adornaba la imagen plagada de forcejeos, camisas de fuerza y paredes acolchonadas que describían las secretarias como quien grita un gol en el estadio.
Más que los hospitales me horrorizan los clichés. Para evitar el lugar común volví sobre mis pasos pisando mi propia sombra y ya en mi escritorio metí los dedos en el café hirviendo.
Ahora si, me puedo poner a trabajar.
I am 50 and I can kick
Hace 2 años
¿Alguna razón particular por la que mi desequilibrada persona haya recibido una invitación a leer este post? JAJAJAJA. Mi querida Mariel: yo creo que en estos tiempos, todos tenemos un pie en el psiquiátrico. Como dicen por ahí: vergüenza es robar. Carguemos nuestra neurosis y demás imperfecciones con orgullo ;)
ResponderEliminar